La Cebolla


Cebolla tierna

La cebolla es un factor de longevidad, como demuestran recientes las investigaciones sobre los antioxidantes y como atestiguan los numerosos centenarios contrastados en Bulgaria, país donde tradicionalmente se consume en abundancia, junto al yoghourt. Sus virtudes diuréticas y antiinfecciosas son conocidas desde la antigüedad. La cebolla es rica en minerales y oligoelementos: calcio, magnesio, cloro, cobalto, cobre, hierro fósforo, yodo, níquel, potasio, silicio, cinc, azufre, bromo... También abundan las Vit A,B,C y E.

Además alberga un aceite esencial que contiene una sustancia volátil llamada alilo, con propiedades bactericidas y fungicidas. Esta sustancia es la que, irritando las fosas nasales y la conjuntiva del ojo, provoca la aparición de lágrimas cuando se corta. Presenta también diastasas, oxidasas, esteroles, saponinas, flavonoides, así como ácidos cítrico, fosfórico y acético.

Es interesante su contenido en glucoquinina, una sustancia hipoglicemiante considerada la “insulina vegetal” pues ayuda a combatir la diabetes. Sus enzimas favorecen la fijación del oxigeno por parte de las células, colaborando en la función respiratoria.
La presencia de calcio y fósforo es capital para el buen estado de los huesos. La elevada proporción de silicio contribuye por su parte a refuerza el tejido conjuntivo y el colágeno, importantes de cara al adecuado mantenimiento de la piel, las arterias y los discos intervertebrales.
 Cebollas

Por su riqueza en azufre orgánico, la cebolla está particularmente indicada para prevenir problemas de piel y mucosas, de la misma manera que ayuda a la desintoxicación del hígado.
En cuanto a  los otros minerales, éstos aseguran elasticidad de los tejidos, el equilibrio del plasma sanguíneo y la regularidad de las secreciones endocrinas. Y además de equilibrar la flora bucal e intestinal, la ingesta de esta planta fluidifica y renueva la sangre.

La cebolla tiene un efecto ligeramente hipotensor, así como dilatador de las arterias. Es conveniente un consumo abundante en caso de problemas cardiovasculares y de un nivel elevado de colesterol en sangre.

Contiene así mismo compuestos orgánicos que combaten la formación de cálculos renales y de la vesícula, los problemas de próstata, el reumatismo, la gota y las varices.
Su riqueza en fosfatos la hace recomendable durante el embarazo y la presencia de fibra ayuda a evitar el estreñimiento y las hemorroides.

Tiene efecto beneficioso en caso de asma, debido a que contiene sustancias que relajan el músculo bronquial. La cebolla presenta ciertos componentes cuyas moléculas son parecidas a hormonas sexuales femeninas, por lo que ejerce una acción estimulante sobre los ovarios. Un caldo de cebollas puede tener excelentes resultados en casos de retraso menstrual, reglas dolorosas o los síntomas relativos a la menopausia.

Los principios fitoquímicos de la cebolla protegen frente al cáncer especialmente de estómago y colon. Las virtudes son muy comparables a las del ajo, ya que ambos estimulan el apetito y favorecen la digestión. Y cuando los principios activos de la cebolla llegan a la sangre contribuyen  a regular sus lípidos, a la vez que actúan como un amplificador del sistema inmunitario, fortificando el organismo contra posibles infecciones.

Uno de los efectos de la cebolla es el tranquilizante, debido a su acción relajante sobre las fibras musculares lisas, es buena idea incluirla en la cena para favorecer un sueño agradable y reparador.

Conclusiones:
ü  Estimula numerosas funciones orgánicas, pues es diurética, cardiotónica e hipoglucemiante.
ü  Tiene propiedades antisépticas y emenagogas (regulación del ciclo menstrual)
ü  Reduce la agregación plaquetaria (peligro de trombosis), así como los niveles de colesterol, triglicéridos y ácido úrico en sangre.
ü  De manera general, favorece el crecimiento, retrasa la vejez y refuerza las defensas orgánicas sobretodo frente a agentes infecciosos.
 
Cebollas secas
Indicaciones terapéuticas:

ü  Edemas, oligurias (escasa formación de orina); congestión de los órganos pelvianos en la mujer y prostatismo en el hombre.
ü  Enfermedades infecciosas; cardiovasculares; astenia.
ü  Trastornos cardiacos, hipertensión, arteriosclerosis.
ü  Resfriados, gripe, bronquitis y tos.
ü  Digestiones lentas y flatulencias.
ü  Fermentaciones intestinales; estreñimiento; parásitos intestinales.
ü  Nerviosismo, insomnio, depresiones menores.

ü  Diabetes; reumatismo; obesidad y celulitis.

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Tu publicación está pendiente de ser moderada, en breve aparecerá tu comentario! Gracias!