Picles de pepino |
A diferencia de los métodos de conservación modernos –esterilización y congelación- con que los alimentos pierden propiedades progresivamente, en los picles no solo no se destruyen vitaminas sino que se crean, aumentando su sabor y su digestibilidad.
¿Porqué son tan sanos?
· La fermentación de las hortalizas, aporta bacterias lácticas, muy beneficiosas para regenerar la flora intestinal y aumentar la producción interna de Vit K. Una forma de reemplazar las ventajas del yogur y sin recurrir a la leche.
· El cuerpo ingiere así más antioxidantes , lo que previene el envejecimiento de las células y enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer.
· En los picles, el almidón y la celulosa de las hortalizas están predigeridos, lo que previene gases intestinales.
· La proliferación de las bacterias lácticas impide la proliferación de microorganismos patógenos. Por eso los picles artesanos o caseros (no pasteurizados) son los más salutíferos.
Picles de zanahoria |
Virtudes curativas: Reequilibradores de la flora intestinal. Evitan la propagación de las enfermedades infecciosas. Protectores del sistema inmunitario.
Picles variados |
Pueden adquirirse elaborados o confeccionarlos en casa.
Para ello, basta con introducir una o varias verduras de consistencia firme como zanahoria, remolacha, rábanos, coliflor, col o diferentes tipos de col, en un bote de cristal de cierre hermético, procurando que queden bien comprimidas.
Llena el tarro de agua de manantial y añade, por cada bote de medio litro, una cucharada rasa de sal. Ciérralo bien y guárdalos en un lugar oscuro.
Pasados 15 días, están listos para comer, aunque puedes conservarlos varios meses.
Puedes enriquecer esta fórmula básica sustituyendo 1/3 del agua por Soyu, Vinagre de arroz o umeboshi, y añadir hierbas aromáticas a tu gusto.
Para ello, basta con introducir una o varias verduras de consistencia firme como zanahoria, remolacha, rábanos, coliflor, col o diferentes tipos de col, en un bote de cristal de cierre hermético, procurando que queden bien comprimidas.
Llena el tarro de agua de manantial y añade, por cada bote de medio litro, una cucharada rasa de sal. Ciérralo bien y guárdalos en un lugar oscuro.
Pasados 15 días, están listos para comer, aunque puedes conservarlos varios meses.
Puedes enriquecer esta fórmula básica sustituyendo 1/3 del agua por Soyu, Vinagre de arroz o umeboshi, y añadir hierbas aromáticas a tu gusto.
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